miércoles, 31 de agosto de 2016

RICARDO E. FLOREZ, EXPONENTE PERFECCIONISTA DEL ARTE PUNTILLISTA

RICARDO E. FLOREZ, EXPONENTE PERFECCIONISTA DEL ARTE PUNTILLISTA

Cuando nos referimos a don Ricardo E. Florez, maestro del arte de la pintura, trae a mi memoria la frase de Manuel Seoane “La patria es el lugar donde se nace y, también donde se vive, amando y sufriendo, sin necesidad de ratificación obstétrica”; nadie puede dudar que don Ricardo amó a Huánuco, a su Tomayquichua querido. Él nos recuerda en unos párrafos de su poema: ¿Cuándo volveré a mi aldea alegre y perfumada como un jardín florido?... Reflorecerá mi alegría. Sentiré que mi cuerpo abúlico y hastiado se yergue lozano al contacto con la tierra. Volveré a Tomayquichua como Lázaro a la vida.” Cuanto amor a este suelo, a esta patria chica y como no considerarlo como su personaje.
 

Don Ricardo E. Florez llega a radicar a Huánuco por el año de 1940, habiendo estudiado en la Escuela de Bellas Artes (ENBA) de Lima y teniendo como docentes a Teófilo Castillo y Daniel Hernández, quienes le formaron en la técnica paisajista. En el año de 1932 es nombrado docente en la Escuela de Bellas Artes y focaliza su atención en el paisajismo, usando la técnica del impresionismo y luego terminar practicando en sentido estricto el puntillismo. En esa búsqueda del paisaje que reverbere su arte llega a Huánuco y se asienta en Tomayquichua.

Don José Ricardo Estanislao Ulises Florez Gutierrez de Quintanilla, es el nombre completo de nuestro celebrado pintor. Entre sus obras más destacadas de pintura podemos destacar: “Mariacha”, “A las orillas del Huallaga”, “Portada de una hacienda trujillana”, “Paisajes de Huánuco”, “Carretera de caña”, “Cofradía de los negritos”, “La tomayquichuina”, “La bordadora”, “Campesina sembrando”, “Un domingo en el pueblo”, entre otros; su tema especial fueron los paisajes andinos y los personajes locales. Su primera exposición lo realiza en Lima el año 1917, en una muestra colectiva en la Casa Bardales, luego lo lleva al exterior, recurriendo Los Ángeles y Nueva York (E.E.U.U.), Sevilla (España) y Viña del Mar (Chile).

En esta bella pasión del arte por la pintura, nuestro maestro, más conocido como Ricardo E. Flórez Gutiérrez dejó buena escuela en Huánuco y una bella oportunidad de ilusión e incursión de los jóvenes en este oficio; en su homenaje se fundó en Huánuco “la Asociación de Artistas Plásticos Ricardo Flórez” y en Tomayquichua, el Colegio secundario lleva su nombre, ambas instituciones con mucho activismo en el arte cultural. Nuestro personaje llegó a Huánuco para quedarse y brillar en su firmamento, él manifiesta en cartas que cursaba con el también artista Felipe Cossío del Pomar sobre su venida a Huánuco: Por esa época murieron mis padres y yo pensé que (…) que no teniendo nada que me uniera a Lima y que en ella faltaba paisaje y sobraban las camarillas, la politiquería y la humedad, era más cuerdo retirarme a esta tierra bendita de Dios, que ya conocía desde varios años antes”.

Nuestro afamado pintor Ricardo E. Flórez, no solo fue fino en el arte, también incursionó en la poesía, la fotografía, el cuento y llegó a ser alcalde de la provincia de Ambo (1945), todo un personaje de Huánuco del siglo XX. Nace en Lima, el 07 de mayo de 1893, hijo de don Ricardo Lorenzo Flórez Gavino y doña María del Carmen Gutiérrez de Quintanilla Flores; se casó con María Velásquez, teniendo 5 hijos: Teresa, Alejandro, Isabel, Enrique y María del Carmen. Fallece en Tomayquichua (Ambo), el 20 de octubre de 1983, a los 90 años de edad.

Hay mucho que decir en la semblanza de nuestro personaje. El escritor Enrique López Albújar escribió “El Hechizo de Tomayquichua” tomándolo como referencia y don Ricardo E. Florez en carta a Felipe Cossío del Pomar se expresa al respecto: no tiene, pues el sabor de lo vivido, ni sus personajes secundarios hablan como tomayquichuinos sino como piuranos; es, por consiguiente, una obra falsa de cabo a rabo. Ni siquiera el titulo guarda relación con el desarrollo de la novela. Fuerte el maestro Flórez, sentencia a la obra de López Albújar como un engendro de una atroz huachafería literaria.

Por: Isaac Laurencio Boza  

Publicado en semanario Avance

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