lunes, 30 de junio de 2008

RESTAURAR LA VIGENCIA DE LA CONSTITUCIÓN DE 1979


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RESTAURAR LA VIGENCIA DE LA CONSTITUCIÓN DE 1979

Han transcurrido 15 años de destruida la democracia, cuando un nefasto 5 de abril de 1992 el gobierno de entonces, irrumpió la institucionalidad jurídica del país. Era el inicio de un gobierno cleptocrático, dirigido por el triunvirato Fujimori-Montesinos-Hermosa Ríos, cuyo fin no era como dicen, la derrota a la subversión y el desarrollo del país, sino el asalto al Estado para rematarlo a sus “amigos”, el maltrato a la población y la tenaz persecución de sus dirigentes. El tiempo confirmó que la brega democrática no fue en vano y hoy vemos al dictador caído y sin venganza esperamos un debido juzgamiento. Retomemos la línea democrática, reinvidicada ya en sus derechos a la mayoría de los afectados por la dictadura fujimontecinista, nos queda aun concretizar el mayor deber, que es restaurar la vigencia de la Constitución de 1979.
I
El entrampe surgió desde el inicio de la dictadura, sus agoreros no sabían como deshacerse de la Constitución de 1979 y su artículo 307°. Era imposible alcanzar sus perversos planes manteniendo en vigencia dicha Carta. Maquinaron su Congreso Constituyente Democrático (CCD) para emitir una “nueva constitución” y brindarle seudo legalidad a la dictadura. Como era previsible todo el proceso electoral de elección de los cecedistas y el referéndum de aprobación de la constitución fue manipulado desde las oficinas del SIN (Servicio de Inteligencia Nacional). En el referéndum, los ciudadanos que supuestamente votaron por el “SI” (aprobando la “constitución”) fueron 3’895,763 electores, equivalente al 47% de los sufragantes y solo al 33.8% del universo electoral. Esto demuestra que el “SI” jamás alcanzo el 50% de respaldo de la población y el JNE (Jurado Nacional de Elecciones) nunca legitimo el triunfo del “SI”.
La oposición logro abrirse espacios para confrontar con la dictadura. Desde la sociedad civil, los militares institucionalistas y los partidos políticos confrontaron, tanto en la calle como en las urnas la vuelta a la democracia y al régimen constitucional. El gobierno de transición dirigido por el Dr. Valentín Paniagua, conformó una Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional, quienes concordaron que el texto base para formular las reformas sería la Constitución de 1979. El gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006), sin una propuesta clara y un compromiso real con la democracia, rehuyó el tema y traslado al congreso su discusión. En el parlamento, se encontraban 3 iniciativas legislativas, solicitando el restablecimiento de la carta de 1979. El partido oficialista con algunos infiltrados en sus filas, claudicó su misión histórica, empeñándose solo a reformar la “constitución” del dictador.
Emitieron la Ley 27600, atribuyéndose facultades constituyentes con la reforma integral de la “constitución” y suprimen la firma de Fujimori, consiguiendo con este acto su despromulgación. El Foro Democrático, desde la sociedad civil presenta la iniciativa legislativa: “Por el restablecimiento de la vigencia de la Constitución Política de 1979”. El colegio de abogados del Cuzco, recurre al Tribunal Constitucional y plantea la demanda de inconstitucionalidad de la Ley 27600, y otros abogan por una asamblea constituyente. Ante el repudio de la población, los congresistas deciden suspender el debate de reforma de la constitución, que huérfanos de apoyo popular lo estaban llevando a cabo. El doctor Alberto Borea Odría y mas de 5,000 ciudadanos, plantean la acción de inconstitucionalidad de la “constitución” de 1993, pero el Tribunal Constitucional en una sentencia timorata, declaran improcedente el pedido. En las elecciones del 2006 las dos agrupaciones que disputaron la presidencia, plantearon eliminar la “constitución” fujimontecinista de 1993, uno a través de una asamblea constituyente y el otro restableciendo la vigencia de la constitución de 1979. Han transcurrido más de un año de su gestión y aun no deciden cumplir su promesa y devolverle dignidad a la patria.
II
La constitución como suprema ley de la nación, debe significar un mayor interés de la población y de nuestras autoridades una decisión firme para acabar con la estructura legal heredado de la dictadura. No podemos aceptar vivir bajo la sombra de la autocrática, mas aun conociendo y repudiando la inmundicia de su gobierno y que fue justamente la “constitución” de 1993 lo que permitió y convalido sus atrocidades. La democracia es radical y no hay cabida para indecisiones, debemos recuperar la dignidad y dejar un mensaje positivo para las nuevas generaciones.
Es el tercer gobierno democrático que estamos viviendo y aun seguimos discutiendo sobre la problemática constitucional. Los más reputados constitucionalistas concuerdan y expusieron varias alternativas para despercudirnos de la constitución fujimontecinista. No es posible continuar perdiendo el tiempo y desalentando a los demócratas por la indecisión de nuestros políticos, estamos a tiempo de rectificar y construir la democracia con bases sólidas. En el tiempo transcurrido se debatieron diversas alternativas, como el de la convocatoria a una Asamblea Constituyente y el retorno a la Constitución de 1979. La asamblea constituyente, no es conveniente por la inestabilidad que generaría en el país y que aun no estamos viviendo un momento constituyente. El país necesita recuperar el tiempo perdido y no es conveniente malgastar recursos humanos y económicos en una aventura del que no estamos seguros nazca algo superior para nuestra patria. 
Restaurar la Constitución de 1979, es la reivindicación legítima a la lucha del pueblo y sobre todo revalorar el mensaje imperecedero de sus fundadores. Se afirmó hasta la saciedad que era la constitución con mayor legitimidad de nuestra historia y la mejor elaborada, que incluso sirvió como modelo en la formulación de otras constituciones del orbe. Además, para darle mayor estabilidad a nuestra patria no debemos caer en el juego perverso que retrazo nuestra historia, de cambiar constituciones al capricho de cada gobernante de turno. Cambiemos de actitud y forjemos una ciudadanía responsable que respete a las instituciones y las reglas de la democracia.
III
No nos desalientan ni mellan nuestra fe de ver en nuestra patria, al fin libre del engranaje legal de la dictadura. Sigue latente nuestra esperanza de construir y consolidar nuestra democracia sobre bases firmes y no simples remedos o maquillajes, que como el sepulcro estará pintadito por fuera pero por dentro seguirá la inmundicia y podredumbre que representa la constitución del sátrapa. Si buscamos una transformación real y digna, cambiemos la constitución del fraude, la manipulación y de la fuerza.
Nuestro deber imperativo, esta plasmado en el pétreo artículo 307° de la Constitución de 1979, donde señala: “Esta Constitución no pierde su vigencia ni deja de observarse por acto de fuerza o cuando fuere derogado por cualquier otro medio distinto del que ella misma dispone. En esta eventualidad todo ciudadano investido o no de autoridad tiene el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia (…)”. Categórico mandato que inspiró nuestra lucha y ahora en democracia, todo demócrata le debe su cabal cumplimiento. Acatemos las recomendación de la Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional, ratificado también como una de las alternativas viables por el Tribunal Constitucional y respaldados por especialistas de la materia, que en general señalan: “Que el Congreso de la República (…) declare la nulidad de la Constitución de 1993, aprobado por un Congreso Constituyente Democrático producto de un golpe de Estado y subordinado a un gobierno autoritario y corrupto; y la puesta en vigencia de la Carta de 1979”. La otra alternativa, considerada también por la susodicha comisión y respaldada por destacados constitucionalistas y movimientos políticos, es consultar al pueblo si prefieren el retorno a la Constitución de 1979 o la convocatoria a una Asamblea Constituyente, que formule una nueva constitución.
La vía se puede concertar pero ya no podemos seguir con la constitución que no reconocemos y no nos representa. Retomemos la línea democrática y no dejemos pasar otra oportunidad más. Solucionemos la problemática constitucional aun latente, restaurando la Constitución de 1979 como primera opción. Evitemos mayores conflictos, nuestros gobernantes cumplan su promesa y respeten la voluntad del pueblo que en las últimas elecciones generales, mas de un 54.9% apoyo el cambio de la constitución. Recuperemos la legalidad y la justicia, votando al tacho de basura el documento de 1993, de lo contrario la historia nos juzgara y quedara en tela de juicio nuestras convicciones democráticas.

Isaac Laurencio Boza 
Blog: http://ilaurencioboza.blogspot.com

martes, 24 de junio de 2008

LA EDUCACION FRACCIONADA

LA EDUCACION FRACCIONADA
La educación, la tradición, la ignorancia, la propaganda, etc., reducen a una mera ilusión la supuesta libertad consciente del votante.
M. Seoane

Incursionando en la problemática educativa, encontramos una preocupante desarticulación y fraccionado interés de los entes responsables de su conducción, como de la sociedad en general. Aun carecemos de una conciencia plena, en considerar a la educación como base en la construcción de una autentica democracia y el pilar fundamental para que la sociedad afiance su progreso y desarrollo. Porque es de ahí, donde van surgir profesionales competentes, dirigentes comprometidos y futuros gobernantes que llevaran a mejor destino a nuestros pueblos.
En consecuencia, requerimos reconstruir el fraccionado interés, respondiendo las interrogantes, ¿El Estado esta cumpliendo el rol primigenio que le corresponde? ¿Los responsables de las instituciones involucradas en su conducción son conscientes su misión? ¿Los gobiernos intermedios muestran interés real en su mejoramiento? ¿Los medios de comunicación son consientes de su contribución en la despauperización? ¿La sociedad civil somos consientes de la anárquica situación y en que contribuimos a su solución?.
Nadie puede negar que la educación descendido en calidad y el magisterio en refugio de interesados en un empleo rápido y seguro. No era la vocación que los llamaba engrosar las filas de la carrera magisterial, sino el “último recurso” en sus aspiraciones y, sumado a los privilegios que gozaban e iban incrementándose. Se impulsó la universalización de la enseñanza, principalmente la primaria, pero perdimos en calidad profesional del docente, al no existir un criterio sano y razones técnicas para la selección y nombramiento. Corresponde enmendar los errores, acabando con los obstáculos y privilegios que retrasan el desarrollo. No puede ser posible, que la enseñanza sea complementaria en las actividades del docente, utilizándolo solo como relleno en sus horas libres, perjudicando a los jóvenes en su proceso de aprendizaje, además de su perdida de tiempo y economía.
Aparece el inusitado interés en la educación, solo en determinadas épocas del año, cuando deciden efectuar cambios al disconforme sistema. Saltan los grupos retrógrados que ven afectados sus privilegios y, pretenden que la educación siga como está, olvidándose el derecho de las mayorías y principalmente los jóvenes a recibir una educación de calidad. Su visión oblicua de la realidad no les advierte los cambios dinámicos que la sociedad a traviesa y vivimos la era de la globalización, en la sociedad del conocimiento y la competencia, donde es primordial desarrollar capacidades. En vez de ser actor social del cambio, guía de la juventud y hacedor de profesionales competentes y probos, cumplen la función turbadora de resistencia al cambio.
Revaluando sus componentes, concluimos que no es solo cuestión de sueldos y de mayor presupuesto para que la educación mejore, sino recuperar el interés y su importancia que hemos dejado de lado. Acaso no es verdad, que a los alumnos de antaño se les impartía una mejor educación y los maestros eran más respetados y respetables. No eran muchos y había en contados lugares, casi solo en capitales de distritos, pero nuestra sociedad era superior en respeto y práctica de valores. No existía la corrupción que hoy lacera nuestra sociedad y que es una consecuencia de nuestra mala formación. No era pues, el dinero que guiaba su accionar a los maestros de antaño, sino su noble vocación y el compromiso con la sociedad, sin problematizarse por infraestructura, capacitación ni materiales de enseñanza.
Somos consientes del déficit educativo y, que todo no solo es responsabilidad de un grupo o institución, hay niveles de responsabilidad. Asumamos nuestro compromiso, trabajando denodadamente desde la función o cargo que nos corresponde, articulando esfuerzos con la mayor concordia y decisión. Dejemos de mirar de reojo el problema, concentrémonos y afrontemos la atroz realidad con la necesaria y efectiva intervención de la autoridad local. Ya no seremos mas, presa fácil de ideologías desfasadas “ni conejillo de indias” de mercaderes de la política que encuentran en la democracia un instrumento para saciar sus ambiciones económicas.
Es necesario considerar también, que una de las consecuencias de nuestra malograda educación, es la migración y el centralismo; los padres de familia velando por la superación y mejor educación de sus hijos y la perdida de confianza en su profesor(a) de su localidad, los envían lejos de sus centros poblados, creyendo que la educación es mejor en las ciudades. Pero esto, no solo pasa en la mentalidad de nuestros pobladores, sino también de los maestros, que saben bien como es la enseñanza que ellos imparten, despachan primero a sus hijos, no solo a la capital sino que son el principal abastecedor de alumnos de los colegios particulares. En esta grisácea situación, los que más pierden son los niños y jóvenes por la desintegración familiar que ocasiona.
Revestir esta caótica realidad es tarea de todos. No dejar que la enseñanza se convierta en instrumento de lucro para sus promotores, tampoco aceptar la monserga de cualquier acto de mejoramiento o cambio es privatizar. Lo que corresponde es articular esfuerzos, para disminuir las diferencias entre colegios estatales y particulares, de las zonas rurales y urbanas. Logrando con ello, acabar con la exclusión y aumentar la eficiencia en todos los niveles desde el inicial hasta el universitario.
La población en general, principalmente los pobres son los que sustentan con gran sacrificio el funcionamiento del Estado, les corresponde a sus empleados o servidores públicos mayor consideración. La educación debe ser un estandarte, tanto del gobierno nacional, regional y local. Es imprescindible actuar hoy, mañana será tarde y como dice las letras de una hermosa canción, cuál va ser el porvenir de las generaciones venideras, si de herencia lo dejamos la ignorancia y la pobreza. Es hora de actuar.
Isaac Laurencio Boza
E mail: islwboza@hotmail.com
Blog: http://ilaurencioboza.blogspot.com