JAVIER BARREDA Y LA OTRA POLÍTICA
El último martes 13 de diciembre, Javier Alberto Barreda Jara habría cumplido un año más de fructífera existencia. Siendo aún joven para la política, la parca nos arrebató un 3 de junio de 2019 en sus mozales 52 años de edad, en la plenitud de su vida, en el crisol de su existencia. Recordarlo nos llena de nostalgia, sobre todo en estos momentos cruciales que vive nuestra patria, donde su concurso sería vital.
Me anima escribir estas líneas, luego de intercambiar
pareceres sobre lo que sucede en nuestro país, entre cierre de congreso y
nuevas elecciones, la gente del pueblo sigue reclamando y muriendo ante la
insensibilidad de la clase dirigente. Esta preocupante realidad no muestra
alternativas de solución por lo que valga el momento de recordar a Javier a
través de su ensayo El APRA y la otra política a fin de siglo, escrito
en el lejano 1998, con algunos párrafos relevantes de su pensamiento político para
el debate:
“La política peruana ha sido y es sobre todo carismática,
sensiblemente antropomorfa, marcadamente personalizada. Las organizaciones
políticas, a pesar de su estructura organizativa y programas establecidos, ha
tenido en su líder su principal elemento vertebrador. La confianza recae en el
líder, más que en las banderas de la organización política. El debilitamiento
de estos lideres (principalmente de partidos) generan espacios para los lideres
independientes. Estos outsiders ahora tienen mayor relevancia que las
propuestas colectivas tradicionales”. (Pág. 5).
“Lo sucedido en el gobierno aprista de 1985 a 1990 tiene
dos componentes claramente definidos. Primero, el aspecto político que fue la
confrontación desarrollada con los sectores conservadores y con el propio
empresariado especialmente, a raíz del intento de estatizar el sistema
financiero por parte de Alan García y, segundo, lo que se refiere al aspecto
económico, del manejo de los principales instrumentos macro-económicos, la prolongación
innecesaria del programa heterodoxo, donde la inflación se desató
incontrolablemente en los últimos meses”. (Pág. 7).
“El fuimorismo, como sentimiento anti-sistema y
anti-partido, carente de un discurso ideológico, no se había enraizado aún en
la mayor parte de la población, muy por el contrario, las encuestas sobre su
gestión presidencial indicaban altos niveles de desaprobación. Es el golpe de
Estado del 05 de abril lo que dio un respaldo mayor a la gestión de Fujimori,
pero fue únicamente con la captura de Abimael Guzmán y con la derrota
definitiva al proceso hiper-inflacionario, que se impulsa un respaldo mucho
mayor que le otorga los argumentos más que suficientes para obtener su primera
reelección en 1995”. (Pág. 8).
“Pero, sería inexacto y bastante ingenuo plantear la
perspectiva que los males del partido de Haya de la Torre solo se reduce a
factores exógenos. Es indudable que hubo circunstancias internas que
perjudicaron al APRA. Pero considero que la principal fue que la clase
dirigente, en medio de sus discrepancias internas, se desentendió del proceso
de cambios económicos y culturales que constituyeron en contexto del proceso
político de la década de los 90. El país cambiaba pero el APRA no. Se confió en
que el proceso no afectaría a su fiel electorado, que las consecuencias del
modelo neoliberal harían a la gente mirar pendularmente hacia ella, que la
crisis de los partidos solo eran producto del ataque fujimorista y que se
superaría cuando el régimen se debilite”. (Pág. 10).
“Un elemento que queremos destacar en el país es la
transformación de la sociedad y en la forma de pensar, percibir y hacer
política por parte de la población. Si quienes dirigen los partidos políticos
actualmente pretenden revitalizarlos sin tomar en cuenta las nuevas formas de
racionalización política y los nuevos contenidos de la interacción cultural que
hay en la población, no conseguirán mejores condiciones para la dinámica de los
partidos”. (Pág. 12).
“La otra política se traslada a los medios y los
discursos por ello se hacen más sintéticos. Las grandes explicaciones
ideológicas dan lugar a enunciados rápidos y efectivos. En segundos se exige
explicar un mundo complejo de problemas y soluciones. La televisión y la radio
comienzan a convertirse en los canales donde la propaganda y la publicidad se
amalgaman cada vez más, la política del espectáculo enmascara los temas de
fondo; la lucha de los grandes proyectos políticos, de los grandes discursos ideológicos,
se transforma en una ‘lucha de frases’”. (Pág. 14).
“El APRA requiere de una clase dirigente cohesionada y
renovada en la acción política, que a la vez impulse un proceso de
reconstrucción nacional a través de la capacitación y formación de lideres
locales, para romper la peligrosa tendencia de convertirse en un partido
regional localizado en el norte. Tenemos la obligación de impulsar el partido
del pueblo hacia un moderno movimiento nacional y popular”. (Pág.
18).
En lontananza reflexionar este ensayo escrito para el
debate, donde el Javier irreverente muestra su preocupación por la política, la
visión y esperanza en su partido. Hay mucho que destacar y rescatar para el
momento actual, y por su puesto también discrepar.
Por: ISAAC
LAURENCIO BOZA
E-mail: islwboza@hotmail.com