En
los 78 años de la FAJ
LAS HERENCIAS MISERABLES
Refirió Haya, en palabras
premonitorias: “Los hombres de ahora en
el Partido llevamos sobre nuestros hombros la carga de muchas herencias
miserables de las que nosotros estamos tratando de sacudirnos; y de las que
ustedes, muchachos apristas, deben sentirse completamente libres”.
La Federación Aprista Juvenil (FAJ), baluarte y enseña del
Partido Aprista, se funda en Lima, el 07 de enero de 1934 en la calle de
Pobres, hoy la cuadra 10 del jirón Lampa; su antecesor directo es el SEA
(Sindicato de Estudiantes Apristas) y es el embrión de la Juventud Aprista
Peruana (JAP). El inspirador fue Haya de la Torre, el auspiciador Ramiro Priale
y uno de los principales impulsores el joven Humberto Silva Solís. A decir de
Percy Murillo, “Haya de la Torre insistía ante los jóvenes fajistas con una
frase de profunda intención filosófica: ‘Para que el hombre haga la revolución
tiene primero que revolucionarse a sí mismo”.
Esta fecunda organización que movilizo a miles de adolescentes,
inicia su acto inaugural, con la alocución de Haya de la Torre, Ramiro Priale,
Luis Alberto Sánchez, Pedro Jiménez, Susana Medrano y el “Canillita” Palomino. Luego
de la intervención de la joven y magnifica oradora Susana Medrano, intervino
Haya de la Torre manifestando: “Que era
uno de los días más felices de su vida, al constatar que el Aprismo había
entrado en la conciencia de la juventud. Y que el aprista, a pesar de todos los
obstáculos, de todas las dificultades, de todos los dolores, va cumpliendo su
obra, va realizando su destino, va abriendo su ruta, sin que nada ni nadie
logre impedirlo. Dijo que era la juventud la que iba a realizar la obra que
tantos habían soñado, que tantos habían avizorado y que tantos habían esperado,
sin poder realizarla por falta de ímpetu, por falta de resolución, por falta de
heroísmo, en suma, por falta de juventud”.
Refirió también, palabras
premonitorias que se demandan a las generaciones de hoy, mantener viva la fe en
la justicia social, luchando contra los nuevos flagelos que carcomen la sociedad
y el sistema democrático, al señalar: “Nosotros
los hombres de ahora en el Partido llevamos sobre nuestros hombros la carga de
muchas herencias miserables de las que nosotros estamos tratando de sacudirnos;
y de las que ustedes, muchachos apristas, deben sentirse completamente libres”;
esto implica, reajustar la política, desterrando la corrupción y devolviendo
su férrea ética. Asimismo, señaló: “Para ustedes, muchachos del Partido, la
tarea es menos difícil que para nosotros, los que ya pronto seremos viejos.
Ustedes encuentran el camino abierto y lo que interesa es que lo cuiden, que lo
mejoren, que lo limpien y lo conviertan en una hermosa pista por donde se pueda
avanzar sin tener que estar arrojando piedras a los lados”.
La célula directriz elaboró el “Código fajista” que consta
de 48 artículos, divididos en 6 partes, bajo el lema incaico Ama sua, ama
llulla, ama kella (No robes, no mientas, no seas perezoso). Su primer
Secretario General fue Armando Villanueva del Campo, legendario luchador social
y patriarca vivo del partido, quien señala a la FAJ como: “Escuela de preparación integral
para la vida, la FAJ tuvo características singularmente pedagógicas. El
personalismo, el individualismo males que todavía aquejan al Perú, fueron
combatidos bajo el lema: ‘nada por mí, todo por una nueva sociedad justa y
libre’ apotegma de la federación”.
Eran
tiempos de incertidumbre y de gran tensión, en noviembre del mismo año el general
Benavides dicta la orden de captura de los dirigentes de todo el país, llenando
las cárceles con miles de apristas. La juventud asumió el vigoroso rol de
servir al partido y a la causa de un nuevo Perú; el primer Secretario General
de la FAJ cae preso y enviado a la Isla El Frontón, lo sustituyen en la
clandestinidad Humberto Silva Solís, Nicanor Mujica, Manuel Cerna Valdivia; sus
mejores cuadros se consumieron en la acción, terminando presos, desterrados y
muertos.
Manuel
Seoane, en un artículo escrito en 1955, señalaba: “Siempre en Perú, para
vaticinar el futuro, no hubo mejor barómetro que la opinión de la juventud”.